9 de mayo de 2011

La pasta fresca en ensalada

        La ventaja de la pasta fresca es que se cuece en la mitad de tiempo que la seca y sorprende por su suave textura.


       Uno de los platos más recomendables para disfrutar de las distintas variedades de pasta -tagliatelles, espaguetis, bucatinis, fusillis, farfulle- son las ensaladas.  La ventaja de cocinar la pasta fresca es que se cuece en la mitad de tiempo y sorprende por una textura suave. El resultado del plato es mejor si la pasta se cocina "al dente", es decir, en su punto justo de cocción.
     Una vez que la pasta fresca está cocida, se puede servir de base de una ensalada. El siguiente paso es elegir los ingredientes con los que se acompañará, algo que resulta fácil porque la pasta fresca, debido a su sabor neutro, se puede combinar con casi cualquier alimento.
La pasta fresca, por su sabor neutro, se puede combinar en el plato con casi cualquier alimento
       Con verduras frescas, como lechugas variadas, tomatitos, pepino y cebolleta, que conforman una ensalada de pasta colorida; o con verduras cocinadas, como judías verdes, alcachofas, calabacines o berenjenas. Ya sea con un salteado o con un pequeño pisto de verduras y una guarnición proteica, como marisco, pescado o carnes suaves de pechuga de pavo y pollo.
       Como aderezo, se puede aliñar con cualquier vinagreta refrescante elaborada  con aceite de oliva virgen extra y vinagre balsámico o de manzana, e incluso, se sugiere sustituir el vinagre por zumo de alguna fruta cítrica. No se debe descartar la utilización de alguna hierba aromática para dar un toque especial a la ensalada.

       Lo habitual al servir un plato de pasta es acompañarla de salsas tomatadas, boloñesa, de queso, con nata o carbonara. También hay recetas más digestivas y ligeras, como el salteado de pasta con verduras, y con salsas suaves, como las aromatizadas con toques cítricos, la salsa de ajo ligado con un poco de zumo de pomelo o acompañada de gambas.
La pasta aliñada solo con aceite de oliva y hierbas aromáticas frescas es una guarnición sencilla y sabrosa para carnes y pescados a la plancha
        Pero la pasta se puede elaborar de múltiples maneras, ya sea como elemento de guarnición o como elemento principal de una receta. La pasta ligeramente aliñada con aceite de oliva y unas hierbas frescas troceadas como albahaca, tomillo o un poco de cebollino recién troceado es una guarnición sencilla y sabrosa para carnes y pescados cocinados a la plancha o asados. La combinación conforma un plato único muy completo, que aporta proteínas e hidratos de carbono.
      
      La pasta está "al dente" cuando está cocida en el exterior, pero en el interior queda un pequeño hilo de pasta cruda. En ese momento, se retira del fuego y se escurre, se pasa el escurridor por agua fría del grifo, se vuelve a escurrir y se unta con un poco de aceite de oliva para que no se apelmace.
       
       Para cocinar la pasta "al dente", lo más adecuado es cocerla en agua hirviendo (un litro de agua por cada 100 gramos de alimento). Al agua de cocción se añade un chorro de aceite de oliva y, cuando rompa a hervir, un poco de sal. Cuando alcanza el punto de ebullición, se añade la pasta y se remueve de vez en cuando para que no se apelmace.

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9 de mayo de 2011

La pasta fresca en ensalada

        La ventaja de la pasta fresca es que se cuece en la mitad de tiempo que la seca y sorprende por su suave textura.


       Uno de los platos más recomendables para disfrutar de las distintas variedades de pasta -tagliatelles, espaguetis, bucatinis, fusillis, farfulle- son las ensaladas.  La ventaja de cocinar la pasta fresca es que se cuece en la mitad de tiempo y sorprende por una textura suave. El resultado del plato es mejor si la pasta se cocina "al dente", es decir, en su punto justo de cocción.
     Una vez que la pasta fresca está cocida, se puede servir de base de una ensalada. El siguiente paso es elegir los ingredientes con los que se acompañará, algo que resulta fácil porque la pasta fresca, debido a su sabor neutro, se puede combinar con casi cualquier alimento.
La pasta fresca, por su sabor neutro, se puede combinar en el plato con casi cualquier alimento
       Con verduras frescas, como lechugas variadas, tomatitos, pepino y cebolleta, que conforman una ensalada de pasta colorida; o con verduras cocinadas, como judías verdes, alcachofas, calabacines o berenjenas. Ya sea con un salteado o con un pequeño pisto de verduras y una guarnición proteica, como marisco, pescado o carnes suaves de pechuga de pavo y pollo.
       Como aderezo, se puede aliñar con cualquier vinagreta refrescante elaborada  con aceite de oliva virgen extra y vinagre balsámico o de manzana, e incluso, se sugiere sustituir el vinagre por zumo de alguna fruta cítrica. No se debe descartar la utilización de alguna hierba aromática para dar un toque especial a la ensalada.

       Lo habitual al servir un plato de pasta es acompañarla de salsas tomatadas, boloñesa, de queso, con nata o carbonara. También hay recetas más digestivas y ligeras, como el salteado de pasta con verduras, y con salsas suaves, como las aromatizadas con toques cítricos, la salsa de ajo ligado con un poco de zumo de pomelo o acompañada de gambas.
La pasta aliñada solo con aceite de oliva y hierbas aromáticas frescas es una guarnición sencilla y sabrosa para carnes y pescados a la plancha
        Pero la pasta se puede elaborar de múltiples maneras, ya sea como elemento de guarnición o como elemento principal de una receta. La pasta ligeramente aliñada con aceite de oliva y unas hierbas frescas troceadas como albahaca, tomillo o un poco de cebollino recién troceado es una guarnición sencilla y sabrosa para carnes y pescados cocinados a la plancha o asados. La combinación conforma un plato único muy completo, que aporta proteínas e hidratos de carbono.
      
      La pasta está "al dente" cuando está cocida en el exterior, pero en el interior queda un pequeño hilo de pasta cruda. En ese momento, se retira del fuego y se escurre, se pasa el escurridor por agua fría del grifo, se vuelve a escurrir y se unta con un poco de aceite de oliva para que no se apelmace.
       
       Para cocinar la pasta "al dente", lo más adecuado es cocerla en agua hirviendo (un litro de agua por cada 100 gramos de alimento). Al agua de cocción se añade un chorro de aceite de oliva y, cuando rompa a hervir, un poco de sal. Cuando alcanza el punto de ebullición, se añade la pasta y se remueve de vez en cuando para que no se apelmace.

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